sábado, 27 de julio de 2013

¿CASTIGAR AL NIÑO SIN FUTBOL?


¿CASTIGAR EL NIÑO SIN FUTBOL?


Cuando han pasado ya tres meses  desde que comenzáramos la temporada de futbol en la escuela de futbol y con la llegada de las primeras notas de evaluación aparecen los  temidos primeros castigos sin jugar al futbol a los niños de nuestra escuela. Algunos niños han vuelto a suspender algún que otro  examen y sus padres ya le habían advertido que si suspendían le quitarían el futbol si no aprobaban.

Esta situación, por desgracia está a la orden del día. Todos los que  conocemos el futbol base sabemos que esta situación se produce temporada tras temporada en cada uno de los equipos de forma irremediable. Siguiendo este argumento y después de leer varios artículos relacionados me permito el lujo escribir unas  líneas, con el fin de orientar y reflexionar  a entrenadores y padres de deportistas en edades tempranas en estos tiempo tan cambiantes e inciertos.
En estos tiempos  todo el mundo reconoce   las innumerables ventajas para la salud física y mental que representa la práctica del deporte, prácticamente nadie pone en duda las ventajas que la práctica deportiva controlada y regulada lleva consigo.
Nadie duda de la IMPORTANCIA de las matemáticas, el inglés, la historia o las clases de piano por poner algunos ejemplos para el futuro de los niños, pero no es menos cierto que por encima de todo esto está la NECESIDAD de que nuestros jóvenes para disfrutar de una salud tanto física como mental tengan una buena alimentación tengan, tengan un descanso adecuado o practiquen algún deporte de forma  regulada y controlada; visto de esta manera puede parecer que estas cosas las IMPORTANTES Y LAS NECESARIAS puedes estar contrapuestas pero no es así, deben complementarse unas y otras, no es necesario quitar unas cosas para reforzar otras  hay tiempo para todo si se distribuye de una forma racional con una motivación adecuada.

Ningún Psicólogo, sociólogo o profesor aconsejará, salvo casos muy concretos, el desligue de un niño/a, de una actividad sensorial, emotiva, educativa, transmisora de valores, socializadora, sana y divertida = DEPORTE.

Dicho de otra forma ningún profesional de la educación aconsejará a los padres, el abandono de la práctica deportiva de un menor por motivos de bajo rendimiento académico. Hacerlo, retirar a un chico con fracaso escolar o con problemas conductuales del deporte REGLADO Y CONTROLADO, significa condenarlo a un agravamiento CASI irreversible de su situación.

viernes, 26 de julio de 2013

"EL JUGADOR" Eduardo Galeano cuento de futbol

 
Eduardo galeano cuento de futbol
 
El jugador


Corre, jadeando, por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina. El barrio lo envidia: el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería. Y aunque tenga que sudar como una regadera, sin derecho a cansarse ni a equivocarse, él sale en los diarios y en la tele, las radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él y los niños quieren imitarlo. Pero él, que había empezado jugando por el placer de jugar, en las calles de tierra de los suburbios, ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o ganar. Los empresarios lo compran, lo venden, los prestan; y él se deja llevar a cambio de la promesa de más fama y dinero. Cuanto más éxito tiene, y más dinero gana, más preso está. Sometido a disciplina militar, sufre cada día el castigo de los entrenamientos feroces y se somete a los bombardeos de analgésicos y las infiltraciones de cortisona que olvidan el dolor y mienten la salud. Y en las vísperas de los partidos importantes, lo encierran en un campo de concentración donde cumple trabajos forzados, come comidas bobas, se emborracha con agua y duerme solo. En los otros oficios humanos, el ocaso llega con la vejez, pero el jugador de fútbol puede ser viejo a los treinta años. Los músculos se cansan temprano:- Éste no hace un gol ni con la cancha en bajada.- ¿Éste? Ni aunque le aten las manos al arquero. O antes de los treinta, si un pelotazo lo desmaya de mala manera, o la mala suerte le revienta un músculo, o una patada le rompe un hueso de esos que no tienen arreglo. Y algún mal día el jugador descubre que se ha jugado la vida a una sola baraja y que el dinero se ha volado y la fama también. La fama, señora fugaz, no le ha dejado ni una cartita de consuelo.

jueves, 25 de julio de 2013

FUTBOL AL SOL Y A LA SOMBRA

Fútbol a sol y a sombra

Por Eduardo Galeano

La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez.

El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía.
Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad.